Three times, I have had the distinct grace to visit Avila, Spain. In the Monastery of the Incarnation where St. Theresa first entered religious life was one of my favorite and most moving places that I visited. There are so many beautiful little treasures and lessons there. For example, in her writings St. Teresa refers to this statue of Jesus scourged that she would meditate on and that would bring her to tears as she would gaze upon Jesus' wounds from the scourging. I heard that they had the statue at this monastery and could not wait to see it. In my mind this was huge statue in the corner of a room. It turns out to be small wooden statue no bigger than a glass of water. It is remarkably well made and beautiful in its own right, but it dawned on me that it was not the statue that really moved her, it was her love of Jesus that touched her heart. I had made the moment all about the statue and she had let the moment be all about it Jesus. She taught me that day that it is less about the work of art than it is about whom the art has depicted. ........................................................................................................................................................ (Hoy, 15 Tres veces he tenido la gracia distintiva de visitar Ávila, España. En el Monasterio de la Encarnación, donde Santa Teresa ingresó por primera vez a la vida religiosa, fue uno de mis lugares favoritos y más conmovedores que visité. Hay tantos pequeños tesoros hermosos y lecciones allí. Por ejemplo, en sus escritos, Santa Teresa se refiere a esta estatua de Jesús azotado sobre la que meditaba y que la hacía llorar mientras miraba las heridas de Jesús por los azotes. Escuché que tenían la estatua en este monasterio y estaba ansioso por verla. En mi mente, esto era una estatua enorme en la esquina de una habitación. Resulta ser una pequeña estatua de madera no más grande que un vaso de agua. Está muy bien hecho y es hermoso por derecho propio, pero caí en la cuenta de que no era la estatua lo que realmente la conmovía, era su amor por Jesús lo que conmovía su corazón. Yo había hecho del momento todo sobre la estatua y ella había dejado que el momento fuera todo sobre Jesús. Ella me enseñó ese día que se trata menos de la obra de arte que de a quién ha representado el arte.