( I am away from the parish and will return on Tuesday April 25, so here is a little longer reflection on this Sunday's Gospel.) I am struggling with a bout of holy jealousy. I wish that I could be one of the disciples who got to encounter Jesus on the road to Emmaus. In this Sunday's Gospel, we encounter 2 disciples returning to Jerusalem after just having met the Risen Lord. It is important to remember a few details from this encounter. The 2 were walking 7 miles to Emmaus. They walked with Jesus though they do not recognize Him. Jesus explains to them all of scripture and how scripture predicted that Jesus would suffer and die and rise from the dead. Their hearts were on fire as they listened. When they arrive at Emmaus, Jesus celebrated the breaking of the bread and then disappeared from them. After already having walked 7 miles, they were so energized from this encounter with the risen Jesus, they RAN all the way back to Jerusalem to tell the Apostles what had happened. Like them, Jesus is often our hidden companion on the journey that we are undertaking. Jesus walks along with us while we head our way, He listens to us attentively. He even interjects to explain what we are experiencing from the perspective of God and His plan for us. He does this by His own initiative and joins us without asking for our permission. Yet He often stays hidden, unseen, or at least unrecognized. It is only after we invite Him in to stay with us that He makes His identity known and permits us to see that it is indeed Him. And then when we look back we realize that it really was Him who was with us, instructing us and accompanying us along the way. The question then for us, is that once we realize this trend... do we look for Jesus in the simple daily moments of our life? Do we remind ourselves of His ever present accompaniment? Do we invite Him to stay with us? and do our hearts burn as we listen to His wisdom? Emmanuel means "God is with us." ............................................................................................................................................................. (Estoy fuera de la parroquia y regresaré el martes 25 de abril, así que aquí hay una reflexión un poco más larga sobre el Evangelio de este domingo). Estoy luchando con un ataque de celos pero es un tipo de celoso que es santo. Espero que yo pudiera ser uno de los discípulos que se encontró con Jesús en el camino a Emaús. En el Evangelio de este domingo, nos encontramos con 2 discípulos que regresan a Jerusalén después de haber encontrado al Señor Resucitado. Es importante recordar algunos detalles de este encuentro. Los 2 estaban caminando 7 millas a Emaús. Caminaron con Jesús aunque no lo reconocen. Jesús les explica todas las Escrituras y cómo las Escrituras predijeron que Jesús sufriría, moriría y resucitaría de entre los muertos. Sus corazones estaban en llamas mientras escuchaban. Cuando llegan a Emaús, Jesús celebra la fracción del pan y luego desaparece de ellos. Después de haber caminado 7 millas, estaban tan energizados por este encuentro con Jesús resucitado que CORRIERON todo el camino de regreso a Jerusalén para contarles a los Apóstoles lo que había sucedido. Como ellos, Jesús es muchas veces nuestro compañero escondido en el camino que estamos emprendiendo. Jesús camina con nosotros mientras tomamos nuestro camino, nos escucha con atención. Incluso interviene para explicar lo que estamos experimentando desde la perspectiva de Dios y su plan para nosotros. Lo hace por Su propia iniciativa y se une a nosotros sin pedirnos permiso. Sin embargo, a menudo permanece oculto, invisible o, al menos, no reconocido. Es solo después de que lo invitamos a quedarse con nosotros que Él da a conocer Su identidad y nos permite ver que en verdad es Él. Y luego, cuando miramos hacia atrás, nos damos cuenta de que realmente fue Él quien estuvo con nosotros, instruyéndonos y acompañándonos en el camino. La pregunta entonces para nosotros, es que una vez que nos damos cuenta de esta tendencia... ¿buscamos a Jesús en los simples momentos cotidianos de nuestra vida? ¿Nos acordamos de Su acompañamiento siempre presente? ¿Lo invitamos a quedarse con nosotros? y ¿nuestros corazones arden cuando escuchamos Su sabiduría? Emmanuel significa "Dios está con nosotros".