For a second time we see someone filled with joy when they come to an understanding of how the scriptures refer to Jesus. FIrst instance of this was when Jesus encountered the 2 disciples on the road to Emmaus. Afterwards they said that their hearts were burning within them as Jesus explained the scriptures to them. Now in today's Gospel we have the Ethiopian eunuch on the road who encounters the Apostle Philip. "Philip opened his mouth and, beginning with this Scripture passage, he proclaimed Jesus to him." The Ethiopian was so excited by the Good News that he could not contain himself. "Look, there is water. What is to prevent my being baptized?" After He was baptized Philip Disappeared and the newly formed disciple went on his way rejoicing. This is such a beautifully joyful scene. It gladdens my heart to see such movement in our hearts from the Word of God. Reading scripture is not boring or dull. It is actually an encounter with Jesus and should fill us with delight. .............................................................................................................................................................. Por segunda vez vemos a alguien lleno de gozo cuando llega a comprender cómo las Escrituras se refieren a Jesús. El primer ejemplo de esto fue cuando Jesús se encontró con los 2 discípulos en el camino a Emaús. Después dijeron que sus corazones ardían dentro de ellos mientras Jesús les explicaba las Escrituras. Ahora, en el evangelio de hoy, tenemos al eunuco etíope en el camino que se encuentra con el apóstol Felipe. "Felipe abrió la boca y, comenzando con este pasaje de la Escritura, le anunció a Jesús". El etíope estaba tan emocionado por la Buena Nueva que no pudo contenerse. "Mira, hay agua. ¿Qué impide que me bautice?" Después de ser bautizado, Felipe desapareció y el discípulo recién formado siguió su camino gozoso. Esta es una escena tan hermosa y alegre. Me alegra el corazón al ver tal movimiento en nuestros corazones de la Palabra de Dios. Leer las Escrituras no es aburrido ni aburrido. En realidad, es un encuentro con Jesús y debe llenarnos de alegría.