Today our second reading is taken from the Letter of James. James’ letter is like the Book of Proverbs in the Old Testament, it is full of maxims and practical advice about living. It is not primarily doctrinal and does not have a systematic outline. But its unifying theme is the line we heard in today’s reading… “Be doers of the word, and not hearers.” This phrase is the central point of St. James’ letter: Faith and Works. Martin Luther denied that this letter belonged in the Bible because he could not reconcile James’ emphasis on works with Paul’s emphasis on faith. But faith and works are not opposites. That is James’ whole point! They are complementary. James’ point is that a faith that does not produce good works is not true faith, but dead faith, like a tree that produces no fruit. We do not see a living plant’s roots, only its fruits. Others cannot see your faith, for it is invisible. This is the point that Jesus is making in our Gospel today… “Hear me, all of you, and understand. Nothing that enters one from outside can defile that person; but the things that come out from within are what defile.” We must carry our faith into action… How we act really matters… what we do has impact on our eternity. Faith and works are two aspects of the very same reality: Grace, the supernatural life of God, which enters the soul by faith and comes out as the works of love. Therefore, let us be “doers of the Word and not just hearers”.
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Hoy nuestra segunda lectura está tomada de la Carta de Santiago. La carta de Santiago es como el Libro de Proverbios del Antiguo Testamento, está llena de máximas y consejos prácticos sobre la vida. No es principalmente doctrinal y no tiene un esquema sistemático. Pero su tema unificador es la frase que escuchamos en la lectura de hoy... “Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla”. Esta frase es el punto central de la carta de Santiago: la fe y las obras. Martín Lutero negó que esta carta perteneciera a la Biblia porque no podía conciliar el énfasis de Santiago en las obras con el énfasis de Pablo en la fe. Pero la fe y las obras no son opuestas. ¡Ese es el punto central de Santiago! Son complementarias. El punto de Santiago es que una fe que no produce buenas obras no es una fe verdadera, sino una fe muerta, como un árbol que no produce frutos. No vemos las raíces de una planta viva, solo sus frutos. Los demás no pueden ver tu fe, porque es invisible. Este es el punto que Jesús está planteando en nuestro Evangelio de hoy…
“Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro”. Debemos llevar nuestra fe a la acción… La forma en que actuamos es realmente importa… Lo que hacemos tiene un impacto en nuestra eternidad. La fe y las obras son dos aspectos de la misma realidad: la gracia, la vida sobrenatural de Dios, que entra en el alma por la fe y sale como obras de amor. Por lo tanto, “Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla”.