Today’s Gospel reminds me of how cruel people can sometimes be. “On hearing that it was Jesus of Nazareth, [the blind man, Bartimaeus,] began to cry out and say, ‘Jesus, son of David, have pity on me.’ And many rebuked him, telling him to be silent.” They rebuked him for seeking Jesus, for longing for help and healing! Society can be so cruel, no… that is not right… it is not society, it is us that can sometimes be so cruel, as we miss the person in need who right before us. We can get so caught up in thinking about ourselves; we feel uncomfortable around someone who is need that we can fail to give them the dignity they deserve as a being a child of God created in God’s image and likeness. This is the very foundation and essence of the need for us to respect life. We do not respect life because of what that person can accomplish or do; rather, we love and respect others for who they are, children of God, created by Him out of love. The US Bishops have dedicated the entire month of October to Respect Life and encourages us to realize the tremendous gift from God that all life is and to invite us to appreciate our lives and the lives of those around us. Each of us is precious in the eyes of God, created by Him in love. He created us Unique, Irreplaceable, Unrepeatable… each person is precious. See and know the value of every person, of every life, and come to treasure the gift of life that has been given to you. We need a profound respect for life in all its stages, in all its sizes, in all its “qualities” … from the moment of conception to the moment of natural death… for in the end it is life itself that is the true gift, the treasure... and not what we make of it. All life is from God… and all life is precious!
..................................................................................................................................................................
El Evangelio de hoy me recuerda lo cruel que puede ser la gente a veces. “Al oír que el que pasaba era Jesús Nazareno, [un ciego, Bartimeo] comenzó a gritar: ‘¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!’ Muchos lo reprendían para que se callara”. ¡Lo reprendían por buscar a Jesús, por anhelar ayuda y sanación! La sociedad puede ser tan cruel, no… eso no está bien… no es la sociedad, somos nosotros los que a veces podemos ser tan crueles, ya que no vemos a la persona necesitada que está justo frente a nosotros. Podemos quedar tan atrapados en pensar en nosotros mismos; nos sentimos incómodos cerca de alguien que tiene necesidad, que podemos dejar de darle la dignidad que merece como ser un hijo de Dios creado a imagen y semejanza de Dios. Este es el fundamento mismo y la esencia de la necesidad de que respetemos la vida. No respetamos la vida por lo que esa persona puede lograr o hacer; Más bien, amamos y respetamos a los demás por lo que son, hijos de Dios, creados por Él por amor. Los obispos de los Estados Unidos han dedicado todo el mes de octubre al Respeto a la Vida y nos animan a darnos cuenta del tremendo regalo de Dios que es toda vida y nos invitan a apreciar nuestras vidas y las vidas de quienes nos rodean. Cada uno de nosotros es precioso a los ojos de Dios, creado por Él en amor. Vean y conozcan el valor de cada persona, de cada vida, y lleguen a valorar el don de la vida que se les ha dado. Necesitamos un profundo respeto por la vida en todas sus etapas, en todos sus tamaños, en todas sus “cualidades”… desde el momento de la concepción hasta el momento de la muerte natural… porque al final es la vida misma lo que es el verdadero don, el tesoro… y no lo que hacemos con ella. La Vida es de Dios… ¡y la vida es preciosa!