Today is the 33rd Sunday in Ordinary Time, meaning that we have just 2 weeks left to the end of the Liturgical year and the beginning of Advent. In these last few weeks, the Church invites us to focus on the 4 last things, Death, Final Judgement, Heaven, and Hell. In today's Gospel passage Jesus gives us a parable that is meant as an analogy of final judgement. The landowner leaves his resources in the hands of 3 servants and then leaves them. After being a long time away, He returns and asks for an account of how they did with what he left them. Two multiplied what they had been given and one did nothing, just buried the coins and returned them to the owner unchanged. He was chastised for his laziness and was cast out into the darkness. We have been given faith and grace in abundance and we will be held accountable for what we have done with what the Lord has left us. Have we grown in the Faith, multiplied the Savior's love in the world? Or have we hidden what we have been given and secreted it away from the rest of the world. By not using it, or not letting it see the light of day, it will not grow, and we will not become anything more than what we already are. Final Judgement will be an accounting of how we have grown in grace and in the Faith. ............................................................................................................................................................. Hoy es el 33er domingo del Tiempo Ordinario, lo que significa que nos quedan solo 2 semanas para el final del año litúrgico y el comienzo del Adviento. En estas últimas semanas, la Iglesia nos invita a centrarnos en las 4 últimas cosas, Muerte, Juicio Final, Cielo e Infierno. En el pasaje del Evangelio de hoy Jesús nos ofrece una parábola que pretende ser una analogía del juicio final. Un hombre deja sus recursos en manos de 3 sirvientes y luego los deja. Después de estar mucho tiempo ausente, regresa y le pide cuentas de cómo hicieron con lo que les dejó. Dos multiplicaron lo que les habían dado y uno no hizo nada, simplemente enterró las monedas y se las devolvió a su dueño sin cambios. Fue reprendido por su pereza y arrojado a la oscuridad. Se nos ha dado fe y gracia en abundancia y seremos responsables de lo que hemos hecho con lo que el Señor nos ha dejado. ¿Hemos crecido en la Fe, multiplicado el amor del Salvador en el mundo? ¿O hemos escondido lo que se nos ha dado y lo hemos ocultado del resto del mundo? Al no utilizarlo, o no dejarlo ver la luz, no crecerá y no seremos nada más de lo que ya somos. El Juicio Final será un relato de cómo hemos crecido en la gracia y en la Fe.