"Quiet! Be still!" These are the words of Jesus as He calms the sea and stills the wind. Just moments before the Apostles were seemingly fighting for their lives. The water was coming into the boat as fast as they could scoop it out. The wind was gusting at such great strengths that waves not only crashing over top of the gunnels but were also knocking them all around making it difficult to control the boat and their own movements. Yet in the midst of this danger and chaos, Jesus is asleep on cushion in the stern. "In peace I will both lie down and sleep; for you alone, O Lord, make me dwell in safety." Psalm 4:8 The contrast is almost comical. Then the apostles wake Jesus, and in two words (Quiet! and Silent!), He restores peace. Water and wind are uncontrollable by man. We can try to manipulate its power and harness its energy but we can not stop the waves of the sea nor the wind blowing across the surface of the earth. Yet this is exactly what Jesus did with His two commands. “Who then is this whom even wind and sea obey?” What do you think He can do to the storms in your life, if only you ask Him? Is God asleep on your boat? Well... wake Him up! ............................................................................................................................................................. "¡Cállate, enmudece!" Estas son las palabras de Jesús mientras calma el mar y calma el viento. Momentos antes, los apóstoles aparentemente luchaban por sus vidas. El agua entraba en el bote tan rápido como podían sacarla. El viento soplaba con tanta fuerza que las olas no solo rompían sobre las bordas, sino que también las golpeaban por todas partes, lo que dificultaba el control del barco y sus propios movimientos. Sin embargo, en medio de este peligro y caos, Jesús está dormido sobre un cojín en la popa. "En paz me acostaré y dormiré; porque solo tú, oh Señor, me haces habitar confiado". Salmo 4:8 El contraste es casi cómico. Entonces los apóstoles despiertan a Jesús, y en dos palabras, restaura la paz. El agua y el viento son incontrolables por el hombre. Podemos intentar manipular su poder y aprovechar su energía pero no podemos detener las olas del mar ni el viento que sopla sobre la superficie de la tierra. Sin embargo, esto es exactamente lo que hizo Jesús con sus dos mandamientos. "¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?" ¿Qué crees que Él puede hacer con las tormentas en tu vida, si solo se lo pides? ¿Está Dios dormido en tu barco? Bueno... ¡despiértalo!