The Church gives us the story of the beginning of St. Paul’s Ministry in the Church in today’s first reading. What I find interesting is that Paul after encountering the Risen Lord, began almost immediately to proclaim Jesus Christ as the Son of God, but with mixed success. Many believed him, yet others were confused since he used to persecute the Church. Then some tried to kill him for blasphemy against God, the very same reasons that he himself used to persecute Christians. Some Christians come to his rescue and eventually bring him to Jerusalem, where our story begins. Notice how it is Barnabas that listens to Paul and who realizes he is no longer a persecutor, but rather, a believer. It is Barnabas that comes to Paul’s defense and helps connect him to the Apostles and the Church. “Then Barnabas took charge of him and brought him to the apostles, and he reported to them how he had seen the Lord, and that he had spoken to him, and how in Damascus he had spoken out boldly in the name of Jesus.” We all need a Barnabas in our life; someone who does not judge us based upon our past but sees us as we are right now. We all need community. Paul, after encountering the Risen Jesus, thought that he could just go off by himself and proclaim the Word, the Truth, the Good News. Paul found out very quickly that if we, the branches, are not connected to the main vine, Jesus Christ, then we will die and bear no fruit. If we are to truly proclaim the Good News of Jesus Christ, the Son of God, then we must be connected to Him and His Church. We need others in our lives to help us and we must be a help to others. We are all in this together, one Body of Christ, united and working together to bear much fruit. ............................................................................................................................................................ La Iglesia nos cuenta la historia del comienzo del ministerio de San Pablo en la Iglesia en la primera lectura de hoy. Lo que encuentro interesante es que Pablo, después de encontrarse con el Señor Resucitado, comenzó casi de inmediato a proclamar a Jesucristo como el Hijo de Dios, pero con un éxito desigual. Muchos le creyeron, pero otros estaban confundidos ya que solía perseguir a la Iglesia. Luego algunos intentaron matarlo por blasfemia contra Dios, las mismas razones que él mismo utilizó para perseguir a los cristianos. Algunos cristianos vienen a rescatarlo y finalmente lo llevan a Jerusalén, donde comienza nuestra historia. Observe cómo es Bernabé quien escucha a Pablo y se da cuenta de que ya no es un perseguidor, sino un creyente. Es Bernabé quien sale en defensa de Pablo y lo ayuda a conectarlo con los Apóstoles y la Iglesia. “Entonces, Bernabé lo presentó a los apóstoles y les refirió cómo Saulo había visto al Señor en el camino, cómo el Señor le había hablado y cómo él había predicado, en Damasco, con valentía, en el nombre de Jesús”. Todos necesitamos un Bernabé en nuestra vida; alguien que no nos juzga por nuestro pasado sino que nos ve como somos ahora. Todos necesitamos comunidad. Pablo, después del encuentro con Jesús resucitado, pensó que podía salir solo y proclamar la Palabra, la Verdad, la Buena Nueva. Pablo descubrió muy rápidamente que si nosotros, los pámpanos, no estamos conectados a la vid principal, Jesucristo, entonces moriremos y no daremos fruto. Si realmente queremos proclamar la Buena Nueva de Jesucristo, el Hijo de Dios, entonces debemos estar conectados con Él y Su Iglesia. Necesitamos que otros en nuestras vidas nos ayuden y debemos ayudar a los demás. Estamos todos juntos en esto, un Cuerpo de Cristo, unidos y trabajando juntos para dar mucho fruto.