During the persecutions of Christians by Valeriana in the middle of the 3rd century, Pope Saint Sixtus was arrested and assassinated. It was found that his archdeacon Lawrence was in charge of the treasury, so Lawrence was arrested and ordered to give over the treasure of the Church. He asked for a day to gather it together. Lawrence hurried all over Rome going in out of all the poorest streets and neighborhoods. The next day he appeared before the emperor followed by a huge crowd of Rome's poor, blind and lame. He said, These are the treasures of the Church." He was ordered to be killed by a cruel and terrible form of torture. He was to be grilled alive on a gridiron over a slow fire. He was stripped and laid bare on this grill and while dying never uttered a single cry or whimper. It was as if he was insensible to this pain. Tradition has it that at one point he looked at his tormentors and smiled saying, Turn me over. I am done on this side." The gridiron on which St. Lawrence was martyred as well as some of his remains are kept in the ancient Basilica St. Lawrence Outside the Walls in Rome. It was in this basilica that I preached for the first time as a newly ordained deacon. St. Lawrence, pray for us! ............................................................................................................................................................. Durante las persecuciones de los cristianos por Valeriana a mediados del siglo III, el Papa San Sixto fue arrestado y asesinado. Se comprobó que su archidiácono Lawrence estaba a cargo de la tesorería, por lo que Lawrence fue arrestado y se le ordenó que presentara el tesoro de la iglesia. Pidió un día para recogerlo. Durante toda la noche, Lawrence corrió por toda Roma saliendo de todas las calles y barrios más pobres. Al día siguiente se presentó ante el emperador seguido por una gran multitud de pobres, ciegos y cojos de Roma. Dijo: "Estos son los tesoros de la Iglesia". Se le ordenó que lo mataran mediante una forma cruel y terrible de tortura. Lo iban a asar vivo en una parrilla a fuego lento. Lo desnudaron y lo dejaron desnudo en esta parrilla. y mientras agonizaba nunca profirió un solo grito o quejido. Era como si fuera insensible a este dolor. La tradición cuenta que en un momento miró a sus verdugos y sonrió diciendo, dame la vuelta. Ya terminé de este lado ". La parrilla en la que fue martirizado San Lorenzo, así como algunos de sus restos se conservan en la antigua Basílica de San Lorenzo Extramuros en Roma. Fue en esta basílica donde prediqué por primera vez como diácono recién ordenado. ¡San Lorenzo, ruega por nosotros!