(There will be no updates to the Siiritual Thought of the Day until after Oct 25th. I will be away from the parish.) "In the beginning was the Word, and the Word was with God, and the Word was God. He was in the beginning with God. All things came to be through him, and without him nothing came to be. What came to be through him was life, and this life was the light of the human race; the light shines in the darkness, and the darkness has not overcome it. A man named John was sent from God. He came for testimony, to testify to the light, so that all might believe through him. He was not the light, but came to testify to the light. The true light, which enlightens everyone, was coming into the world. He was in the world, and the world came to be through him, but the world did not know him. He came to what was his own, but his own people did not accept him. But to those who did accept him he gave power to become children of God, to those who believe in his name, who were born not by natural generation nor by human choice nor by a man's decision but of God. And the Word became flesh and made his dwelling among us, and we saw his glory, the glory as of the Father's only Son, full of grace and truth. John testified to him and cried out, saying, "This was he of whom I said, 'The one who is coming after me ranks ahead of me because he existed before me.'" From his fullness we have all received, grace in place of grace, because while the law was given through Moses, grace and truth came through Jesus Christ. No one has ever seen God. The only Son, God, who is at the Father's side, has revealed him." (John 1:1-18) ............................................................................................................................................................. (No habrá actualizaciones del Pensamiento Espiritual del Día hasta después del 25 de octubre. Estaré lejos de la parroquia.) "Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron. Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era luz, sino el testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él, al declarar: «Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo». De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre. (Juan 1,1-18)