She is "a woman clothed with the sun", with the moon under her feet, and on her head a crown of stars (cf. Rev 12:1). One can say she is a Woman of cosmic scale, on a scale with the whole work of creation. At the same time she is "suffering the pangs and anguish of childbirth" (Rev 12:2) like Eve "the mother of all the living" (Gen 3:20). She also suffers because "before the woman who is about to give birth" (cf. Rev 12:4) there stands "the great dragon ... that ancient serpent" (Rev 12:9), already known from the Proto-evangelium: the Evil One, the "father of lies" and of sin (cf. Jn 8:44). The "ancient serpent" wishes to devour "the child". While we see in this text an echo of the Infancy Narrative (cf. Mt 2:13,16), we can also see that the struggle with evil and the Evil One marks the biblical exemplar of the "woman" from the beginning to the end of history. It is also a struggle for man, for his true good, for his salvation. Is not the Bible trying to tell us that it is precisely in the "woman" - Eve-Mary - that history witnesses a dramatic struggle for every human being, the struggle for his or her fundamental "yes" or "no" to God and God's eternal plan for humanity? (Mulieris Dignitatem #30) ............................................................................................................................................................. Es «una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12, 1). Se podría decir: una mujer a la medida del cosmos, a la medida de toda la obra de la creación. Al mismo tiempo sufre «con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz» (Ap 12, 2), como Eva «madre de todos los vivientes» (Gén 3, 20). Sufre también porque «delante de la mujer que está para dar a luz» (cf. Ap 12, 4) se pone «el gran dragón, la serpiente antigua» (Ap 12, 9), conocida ya por el Protoevangelio: el Maligno, «padre de la mentira» y del pecado (cf. Jn 8, 44). Pues la «serpiente antigua» quiere devorar «al niño». Si vemos en este texto el reflejo del evangelio de la infancia (cf. Mt 2, 13. 16) podemos pensar que en el paradigma bíblico de la «mujer» se encuadra, desde el inicio hasta el final de la historia, la lucha contra el mal y contra el Maligno. Es también la lucha a favor del hombre, de su verdadero bien, de su salvación. ¿No quiere decir la Biblia que precisamente en la «mujer», Eva-María, la historia constata una dramática lucha por cada hombre, la lucha por su fundamental «sí» o «no» a Dios y a su designio eterno sobre el hombre? (Mulieris Dignitatem #30)