In the Gospel of John chapter 11, we encounter a curious exchange between Jesus and His apostles. Jesus has learned that Lazarus, His friend, was deathly ill and tells His disciples that He intends to go back to Judea to see him; only they just left Judea because they tried to stone him there. After a bit of animated debate, when it is clear Jesus wants to do this, St, Thomas said to his fellow disciples, “Let us also go to die with him.” This statement could be taken sarcastically or hopelessly, but that would be a mistake. Instead we should read this line and see in it faith and courage. There is in it a desire to accompany Jesus to His death... 1) so that He is not alone when he faces death and 2) so that they might die along side of Him if it is to be. These are the words of man of great faith and great love. Yet poor St. Thomas only is given the moniker "Doubting Thomas" when in reality he should be remembered for His great Faith and devotion to Jesus. May we echo the words of this great saint, not just, “My Lord and my God!” but also those of Courageous Thomas, "Let us also go to die with him.” ............................................................................................................................................................. En el capítulo 11 del Evangelio de Juan, encontramos un curioso intercambio entre Jesús y sus apóstoles. Jesús se ha enterado de que Lázaro, su amigo, estaba gravemente enfermo y les dice a sus discípulos que tiene la intención de volver a Judea para verlo; sólo que se fueron de Judea porque trataron de apedrearlo allí. Después de un animado debate, cuando está claro que Jesús quiere hacer esto, Santo Tomás les dice a sus compañeros discípulos: "Vayamos también nosotros a morir con él". Esta afirmación podría tomarse con sarcasmo o desesperanza, pero eso sería un error. En cambio, deberíamos leer esta línea y ver en ella fe y coraje. Hay en él un deseo de acompañar a Jesús a su muerte ... 1) para que no esté solo cuando se enfrente a la muerte y 2) para que ellos puedan morir junto a él si es que va a ser. Estas son las palabras de un hombre de gran fe y gran amor. Sin embargo, al pobre Santo Tomás sólo se le da el apodo de "Tomás el incrédulo" cuando en realidad debería ser recordado por su gran fe y devoción a Jesús. Que hagamos eco de las palabras de este gran santo, no solo: "¡Señor mío y Dios mío!" pero también los del Valiente Tomás, "Vayamos también nosotros a morir con él".