When I was in university going to daily mass was a sacrifice. I had to get up early, bike across the campus just to attend a daily mass with my friends. When I went to seminary, I lived right above the chapel. I had to walk down only one flight of stairs to get there and my schedule was already designed to give me the time to go mass. The entire sacrifice of the gesture had been stripped away. As a result, it erroneously felt like I was putting less of myself into the mass because I did not have to sacrifice to be there. How easy it is to feel like Naaman in today's reading, to look for for something extraordinary to do to show devotion to God or to make some major sacrifice for Him. Yet, what God asks of us could not be more simple. We are called to love God and love our neighbor. We are asked to keep His commandments a sign of our love for Him. We are told that sacrifice is not His delight but rather a humble and contrite heart. All are very simple and do not require great acts of sacrifice or service. Yet like Naaman we need to be reminded … "if the prophet had told you to do something extraordinary, would you not have done it? All the more now, since he said to you, 'Wash and be clean,’ should you do as he said." ........................................................................................................................................................ Cuando estaba en la universidad ir a misa todos los días era un sacrificio. Tenía que levantarme temprano, andar en bicicleta por el campus solo para asistir a una misa diaria con mis amigos. Cuando fui al seminario, vivía justo encima de la capilla. Tuve que bajar solo un tramo de escaleras para llegar allí y mi horario ya estaba diseñado para darme tiempo para ir a misa. Todo el sacrificio del gesto había sido despojado. Como resultado, sentí erróneamente que estaba poniendo menos de mí mismo en la masa porque no tenía que sacrificarme para estar allí. Qué fácil es sentirse como Naamán en la lectura de hoy, buscar algo extraordinario que hacer para mostrar devoción a Dios o hacer algún gran sacrificio por Él. Sin embargo, lo que Dios nos pide no podría ser más simple. Estamos llamados a amar a Dios y amar a nuestro prójimo. Se nos pide que guardemos Sus mandamientos como señal de nuestro amor por Él. Se nos dice que el sacrificio no es su deleite sino un corazón humilde y contrito. Todos son muy sencillos y no requieren grandes actos de sacrificio o servicio. Sin embargo, al igual que Naamán, necesitamos que se nos recuerde... "si el profeta te hubiera dicho que hicieras algo extraordinario, ¿no lo habrías hecho? Tanto más ahora que te dijo: 'Lávate y sé limpio', ¿debes hacer como él dijo."