"The first series of petitions carries us toward him, for his own sake: thy name, thy kingdom, thy will! It is characteristic of love to think first of the one whom we love. In none of the three petitions do we mention ourselves; the burning desire, even anguish, of the beloved Son for his Father's glory seizes us: "hallowed be thy name, thy kingdom come, thy will be done. . . . " These three supplications were already answered in the saving sacrifice of Christ, but they are henceforth directed in hope toward their final fulfillment, for God is not yet all in all. The second series of petitions unfolds with the same movement as certain Eucharistic epicleses: as an offering up of our expectations, that draws down upon itself the eyes of the Father of mercies. They go up from us and concern us from this very moment, in our present world: "give us . . . forgive us . . . lead us not . . . deliver us. . . . " The fourth and fifth petitions concern our life as such - to be fed and to be healed of sin; the last two concern our battle for the victory of life - that battle of prayer." - On the 7 Petitions of the Our Father (Catechism of the Catholic Church #2804-2805) ............................................................................................................................................................. "El primer grupo de peticiones nos lleva hacia Él, para Él: ¡tu Nombre, tu Reino, tu Voluntad! Lo propio del amor es pensar primeramente en Aquél que amamos. En cada una de estas tres peticiones, nosotros no “nos” nombramos, sino que lo que nos mueve es “el deseo ardiente”, “el ansia” del Hijo amado, por la Gloria de su Padre,(cf Lc 22, 14; 12, 50): “Santificado sea [...] venga [...] hágase [...]”: estas tres súplicas ya han sido escuchadas en el Sacrificio de Cristo Salvador, pero ahora están orientadas, en la esperanza, hacia su cumplimiento final mientras Dios no sea todavía todo en todos. El segundo grupo de peticiones se desenvuelve en el movimiento de ciertas epíclesis eucarísticas: son la ofrenda de nuestra esperanza y atrae la mirada del Padre de las misericordias. Brota de nosotros y nos afecta ya ahora, en este mundo: “danos [...] perdónanos [...] no nos dejes [...] líbranos”. La cuarta y la quinta petición se refieren a nuestra vida como tal, sea para alimentarla, sea para sanarla del pecado; las dos últimas se refieren a nuestro combate por la victoria de la vida, el combate mismo de la oración." - Sobre Las Siete Peticiones del Padre Nuestro (Catecismo de la Iglesia Catolica #2804-2805)