As we gaze upon the hill of the skull called Calvary, there are 3 crosses, not just one. We think that we are going to be like Jesus and accept our cross and follow Christ with graceful resignation, but in reality, we are not one or the other... in our heart is all three. In every heart grows 3 trees. Life cuts them down, trims them, and crafts them into crosses. Then they are lifted high on a hill. One is the cross of Christ, the second is the one of the Repentant Thief, and the third is the one of the Unrepentant Thief. All three are in one heart? Yes, we like to think that in times of trial, we will suffer like Jesus. If we are honest with ourselves, then we will admit, “No. I am not like Jesus. So, we decide to be like the Repentant Thief, after all he got to go straight to paradise.” But so often when our trial arrives, we find to our dismay that in fact, we are the Unrepentant Thief. We grow angry at our suffering; we resent and complain and make others pay for our unhappiness. But all this should not be a cause for our sadness; it is actually a great victory. To see ourselves “as we are” is the necessary first step of repentance. When we understand that we ARE the Unrepentant Thief; it is only then that the wellsprings of conversion are opened to us. We can then turn to Jesus hanging in agony on His cross and we can beg forgiveness from Him.... and on THAT day, we will enter Paradise. (Michael D. O'Brien - The Father's Tale) .............................................................................................................................................................. Mientras contemplamos la colina de la calavera llamada Calvario, hay 3 cruces, no solo una. Creemos que seremos como Jesús y aceptaremos nuestra cruz y seguiremos a Cristo con grácil resignación, pero en realidad no somos lo uno ni lo otro ... en nuestro corazón están los tres. En cada corazón crecen 3 árboles. La vida los corta, los recorta y los transforma en cruces. Luego se elevan a lo alto de una colina. Una es la cruz de Cristo, la segunda es la del Ladrón Arrepentido y la tercera es la del Ladrón Impenitente. ¿Los tres están en un corazón? Sí, nos gusta pensar que en tiempos de prueba sufriremos como Jesús. Si somos honestos con nosotros mismos, entonces admitiremos, “No. No soy como Jesús. Así que decidimos ser como el Ladrón Arrepentido, después de todo, él consiguió ir directamente al paraíso". Pero muy a menudo, cuando llega nuestra prueba, descubrimos para nuestra consternación que, de hecho, somos el Ladrón Impenitente. Nos enojamos con nuestro sufrimiento; nos resentimos y nos quejamos y hacemos que otros paguen por nuestra infelicidad. Pero todo esto no debería ser motivo de tristeza; en realidad es una gran victoria. Vernos a nosotros mismos “como somos” es el primer paso necesario del arrepentimiento. Cuando entendemos que SOMOS el Ladrón Impenitente; y solamente en este momento que se nos abren las fuentes de la conversión. Despues de este podemos volvernos a Jesús colgado en agonía en Su cruz y podemos pedirle perdón ... y ese día, entraremos al Paraíso. (Michael D. O'Brien - El Cuento del Padre)