During the time of St. Francis de Sales, it was wrongly thought that achieving real holiness of life was a task reserved for only for the clergy and those in religious life, and not for lay men and women. In addition, that only contemplatives, people who withdraw from active participation in the world, could really achieve holiness. Francis insisted that every Christian was called to holiness and sanctity, lived within their own state in life. In holding that belief, he reflected the teaching of Jesus and the early Church Fathers. Francis laid the groundwork for the teaching of the Second Vatican Council on what is now called the universal call to holiness. It reaffirms the teaching of Jesus and the early Church that every Baptized Christian is called to sanctity, no matter what their career or state in life. In every career and state in life, Christians can become more and more like Jesus Christ. That is, after all, what holiness really means. Francis gave spiritual direction to lay people who were living real lives in the real world. He had proven with his own life that people could grow in holiness while involved in a very active occupation. He also recognized that Christian marriage and family life is itself a call to holiness. St. Francis de Sales, pray for us. ............................................................................................................................................................. Durante la época de San Francisco de Sales, se pensaba erróneamente que alcanzar la verdadera santidad de vida era una tarea reservada únicamente al clero y a los religiosos, y no a los laicos y laicas. Además, que sólo los contemplativos, las personas que se retiran de la participación activa en el mundo, pueden realmente alcanzar la santidad. Francisco insistió en que todo cristiano está llamado a la santidad y la santidad, vive dentro de su propio estado de vida. Al sostener esa creencia, reflejó la enseñanza de Jesús y los primeros Padres de la Iglesia. Francisco sentó las bases para la enseñanza del Concilio Vaticano II sobre lo que ahora se llama el llamado universal a la santidad. Reafirma la enseñanza de Jesús y la Iglesia primitiva de que todo cristiano bautizado está llamado a la santidad, sin importar su carrera o estado en la vida. En cada carrera y estado de la vida, los cristianos pueden llegar a ser más y más como Jesucristo. Eso es, después de todo, lo que realmente significa la santidad. Francisco dio dirección espiritual a los laicos que vivían vidas reales en el mundo real. Había probado con su propia vida que la gente podía crecer en santidad mientras participaba en una ocupación muy activa. También reconoció que el matrimonio cristiano y la vida familiar son en sí mismos un llamado a la santidad. San Francisco de Sales, ruega por nosotros.