In today’s Gospel, Our Lord Jesus gives us two vivid images for us to reflect upon on this last Sunday before of Lent. The first is the need to heal ourselves, work on our own relationship with God, the need to remove the beam from our own eye, before we can be of service to anyone around us. The second is the image of the tree bearing good fruit hinting to us that we can learn a lot about ourselves by paying attention to the fruit we produce. In both images we hear an invitation to self-knowledge, self-revelation. Christ today is advocating that we see ourselves in humility, that is as we really are… the good and the bad. He invites us to know ourselves and to better ourselves so that then we truly can be a source of benefit to others. What an amazing perspective as we decide how to begin our Lenten journey. Let us ask God for a greater self-knowledge and self-awareness; and most specifically that we may both see the faults in us that must be removed and the good fruit in us that must be cultivated and nurtured. Then we will truly have a blessed Journey to the Cross of Christ. ............................................................................................................................................................. En el Evangelio de hoy, Nuestro Señor Jesús nos entrega dos imágenes vivas para que reflexionemos en este último domingo antes de la Cuaresma. La primera es la necesidad de sanarnos a nosotros mismos, mejorar nuestra relación con Dios, la necesidad de quitarnos la viga de nuestro propio ojo, antes de que podamos estar al servicio a nuestro prójimo. La segunda es la imagen del árbol que da buenos frutos, insinuándonos que podemos aprender mucho sobre nosotros mismos prestando atención a los frutos que producimos. En ambas imágenes escuchamos una invitación al autoconocimiento, a la autorrevelación. Cristo hoy está abogando por que nos veamos en la humildad, es decir, como realmente somos... lo bueno y lo malo. Nos invita a conocernos ya mejorarnos para que podamos ser verdaderamente fuente de beneficio para los demás. Qué perspectiva tan asombrosa mientras decidimos cómo comenzar nuestro viaje de Cuaresma. Pidámosle a Dios un mayor autoconocimiento y autoconciencia; y más específicamente que podamos ver las faltas en nosotros que deben ser removidas y el buen fruto en nosotros que debe ser cultivado y nutrido. Entonces tendremos verdaderamente un bendito Camino a la Cruz de Cristo.