Why am I a priest? It ultimately comes down to three simple things: a call, a desire to serve, and love. In today’s readings we encounter these same 3 principles. When Jesus saw the vast crowds of people in need of Him, “He was moved with pity for them, and he cured their sick. He saw they were hungry, and He miraculously fed them. We see in our first reading from Isaiah God’s care for his people, the invitation to come to Him for all our needs and He will satisfy us. St. Paul, in our second reading, roots all of this in the simple and profound concept of Christ’s perfect love. He says, “What will separate us from the love of Christ?” The answer is nothing! Nothing is more powerful than God’s love for His people. There is no terror this world can produce, no suffering that we must endure that is greater than the Love of God in Christ Jesus our Lord. So, why am I a priest? Because God placed within me a desire to serve His people with His love. Just as Christ was sent to serve each one of us as a concrete manifestation of the Father's love, so a priest is sent by God to be a servant of His people with love. ............................................................................................................................................................. ¿Por qué soy un sacerdote? Se reduce a tres cosas simples: un llamado, un deseo de servir y el amor. En las lecturas de hoy encontramos estos mismos 3 principios. Cuando Jesús vio a las vastas multitudes de personas que lo necesitaban, “se conmovió por ellos, y curó a sus enfermos. Vio que tenían hambre, y milagrosamente los alimentó. Vemos en nuestra primera lectura de Isaías el cuidado de Dios por su pueblo, la invitación a venir a Él para todas nuestras necesidades y Él nos satisfará. San Pablo, en nuestra segunda lectura, arraiga todo esto en el concepto simple y profundo del amor perfecto de Cristo. Él dice: "¿Qué nos separará del amor de Cristo?" ¡La respuesta es nada! Nada es más poderoso que el amor de Dios por su pueblo. No hay terror que este mundo pueda producir, ni sufrimiento que debamos soportar que sea mayor que el Amor de Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor. Entonces, ¿por qué soy sacerdote? Porque Dios puso en mí el deseo de servir a su pueblo con su amor. Así como Cristo fue enviado a servirnos a cada uno de nosotros como una manifestación concreta del amor del Padre, Dios también envía a un sacerdote para que sirva a su pueblo con amor.