"But He, who had driven back her adversaries with the tongue of justice, raising the eyes of clemency towards her, asked her, Hath no man condemned you? She answered, No man, Lord. And He said, Neither do I condemn you; by whom, perhaps, you feared to be condemned, because in me you have not found sin. Neither will I condemn you. What is this, O Lord? Do You therefore favor sins? Not so, evidently. Mark what follows: Go, henceforth sin no more. Therefore the Lord did also condemn, but condemned sins, not man. For if He were a patron of sin, He would say, Neither will I condemn you; go, live as you will: be secure in my deliverance; how much so ever you will sin, I will deliver you from all punishment even of hell, and from the tormentors of the infernal world. He said not this. Let them take heed, then, who love His gentleness in the Lord, and let them fear His truth. For The Lord is sweet and right. You love Him in that He is sweet; fear Him in that He is right. As the meek, He said, I held my peace; but as the just, He said, Shall I always be silent?." St. Augustine on the woman caught in Adultery. ............................................................................................................................................................. “Pero el que había hecho retroceder a sus adversarios con la lengua de la justicia, levantando hacia ella los ojos de clemencia, le preguntó: ¿Nadie te ha condenado? Ella respondió: Ninguno, Señor. Y él dijo: Ni yo te condeno. ; por quien, quizás, temisteis ser condenados, porque en mí no habéis hallado pecado. Ni yo os condenaré. ¿Qué es esto, oh Señor? ¿Tú, pues, favoreces los pecados? No es así, evidentemente. Observa lo que sigue: Ve , de ahora en adelante no peques más. Por lo tanto, el Señor también condenó, pero condenó los pecados, no al hombre. Porque si Él fuera un patrón del pecado, diría: Ni yo te condenaré; ve, vive como quieras: esta seguro en mi liberación; por mucho que pequéis, yo os libraré de todo castigo, aun del infierno, y de los torturadores del mundo infernal. No dijo esto. Cuídense, pues, los que aman su ternura en el Señor, y que teman su verdad. Porque el Señor es dulce y justo. Vosotros le amáis en cuanto que es dulce; temedle en cuanto que tiene razón. Como los mansos, dijo: Yo mantuve mi paz; pero como el justo, dijo: ¿Estaré siempre callado?.” San Agustín sobre la mujer sorprendida en adulterio.