(I will be away from the parish until Sunday July 21.) The word prophet means one who speaks on behalf of another. Amos, like most prophets, is asked by God to speak to His people, to give them a message on God’s behalf. When the people of God are listening to God, worshipping God and keeping the commandments… a prophet is not needed because the people are connected to the Almighty…
A prophet in ancient Israel was needed when the people had turned away from God… when they stopped practicing their faith, when they no longer stop to hear God.
Therefore, prophets often had disconcerting news… words of challenge and words of woe… In the book of Amos, we read 6 straight chapters of Amos telling the people of God how they had sinned and abandoned the God who saved them, he speaks to them words of truth and diagnoses the state of their error and sin, and then finally he predicts for them the woe that will ensue should they not turn back to God.
Finally, Amaziah, a priest in Bethel, has had enough… he complains to Jeroboam, the king of Israel, about how Amos is “conspiring against Israel” and then turns his frustration upon Amos and tries to throw him out and ultimately silence him.
Amos’ response is priceless…
“I was no prophet, nor have I belonged to a company of prophets;
I was a shepherd and a dresser of sycamores.
The LORD took me from following the flock, and said to me,
Go, prophesy to my people Israel.”
I don’t want to be doing this... I just want to tend my flock and prune my trees and be left alone! But I must follow God.
St. Paul in his letter to the Ephesians gives us an insight into this phenomenon.
He teaches… that God choses us, destines us for a purpose, to accomplish His will and it is not so that we would be great, but rather that the praise be given to God.
“In him we were also chosen, destined in accord with the purpose of the One who accomplishes all things according to the intention of his will, so that we might exist for the praise of his glory, we who first hoped in Christ.”
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(Estaré fuera de la parroquia hasta el domingo 21 de julio). La palabra profeta significa aquel que habla en nombre de otro. Dios le pide a Amós, como a la mayoría de los profetas, que le hable a su pueblo, que le dé un mensaje en nombre de Dios. Cuando el pueblo de Dios escucha a Dios, adora a Dios y guarda los mandamientos… no se necesita un profeta porque el pueblo está conectado con el Todopoderoso…
Un profeta en el antiguo Israel era necesario cuando el pueblo se había alejado de Dios… cuando dejaron de practicar su fe, cuando ya no se detuvieron a escuchar a Dios.
Por lo tanto, los profetas muchas veces tenían noticias desconcertantes… palabras de desafío y palabras de aflicción… En el libro de Amós, leemos 6 capítulos seguidos de Amós contándole al pueblo de Dios cómo habían pecado y abandonado al Dios que los salvó, él les habla. palabras de verdad y diagnostica el estado de su error y pecado, y finalmente les predice el dolor que sobrevendrá si no regresan a Dios.
Finalmente, Amasías, un sacerdote de Betel, ya ha tenido suficiente… se queja ante Jeroboam, el rey de Israel, de cómo Amós está “conspirando contra Israel” y luego dirige su frustración hacia Amós y trata de echarlo y finalmente silenciarlo.
La respuesta de Amós no tiene precio…
“Yo no soy profeta ni hijo de profeta,
sino pastor y cultivador de higos.
El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo:
‘Ve y profetiza a mi pueblo, Israel’."
No quiero estar haciendo esto... ¡Solo quiero cuidar mi rebaño y podar mis árboles y que me dejen en paz! Pero debo seguir a Dios.
San Pablo en su carta a los Efesios nos da una idea de este fenómeno.
Él enseña… que Dios nos elige, nos destina para un propósito, para cumplir Su voluntad y no es para que seamos grandes, sino para que la alabanza sea dada a Dios.
“Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad: para que fuéramos una alabanza continua de su gloria, nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo”.