As frustrating as it is to still be waiting for results from our presidential election, St. Paul gives us a comforting consolation in today's first reading. "For many, as I have often told you and now tell you even in tears, conduct themselves as enemies of the cross of Christ. Their end is destruction. Their God is their stomach; their glory is in their shame. Their minds are occupied with earthly things. But our citizenship is in heaven, and from it we also await a savior, the Lord Jesus Christ." Our citizenship is in heaven. Such a simple thought but a very important reality. This does not mean to not care about what happens in this world, rather it is an admonition to not be defined by what happens here in this world. Instead he tells us to "stand firm in the Lord." It is in Christ that all things are brought into subjection. He is our King of Kings, our Lord of Lords and it is too Him that we are called to be loyal subjects. ............................................................................................................................................................. Por frustrante que sea estar esperando los resultados de nuestra elección presidencial, San Pablo nos brinda un consuelo reconfortante en la primera lectura de hoy. "Porque, como muchas veces se lo he dicho a ustedes, y ahora se lo repito llorando, hay muchos que viven como enemigos de la cruz de Cristo. Esos tales acabarán en la perdición, porque su dios es el vientre, se enorgullecen de lo que deberían avergonzarse y sólo piensan en cosas de la tierra. Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos que venga nuestro salvador, Jesucristo". Nuestra ciudadanía está en el cielo. Un pensamiento tan simple pero una realidad muy importante. Esto no significa que no le importe lo que suceda en este mundo, sino que es una advertencia para que no se defina por lo que sucede aquí en este mundo. En cambio, nos dice que "manténganse fieles al Señor". Es en Cristo que todas las cosas están sujetas. Él es nuestro Rey de Reyes, nuestro Señor de Señores y es también Él a quien estamos llamados a ser súbditos leales.