This morning, our reading from the Book of the Revelation of Jesus Christ is playing some of Jesus' greatest hits. They are a collection of his exhortations to the disciples. Be watchful, you do not know what hour I will come. Remove the stains from your garments and be clean and pure white. The faithful I will acknowledge before my Heavenly Father. Who ever has ears ought to hear. Riches cannot save you. Making sure we have our wedding garment, white and free from stain. Smearing ointment on our eyes so they maybe healed and we can see clearly. Knock and the door shall be opened. Those who open the door to me, I will enter and dine with them. Every single one of these are references to something Jesus said in the Gospels. Yet there is one phrase in the midst of these greatest hits that we do not have recorded anywhere else in scripture... "I know that you are neither cold nor hot. I wish you were either cold or hot. So, because you are lukewarm, neither hot nor cold, I will spit you out of my mouth." Lukewarm faith is very dangerous to Jesus. It limits the impact we can have for God. It leads us to the false idea that we can rule our own lives. Lukewarm faith deceives us and others into thinking that we are following Christ in fact we do not know him and he does not know us. As Jesus says in the Gospel of Matthew, "Not everyone who says to me, ‘Lord, Lord,’ will enter the kingdom of heaven, but only the one who does the will of my Father who is in heaven." ............................................................................................................................................................. Esta mañana, nuestra lectura del Libro del Apocalipsis de Jesucristo está reproduciendo algunos de los grandes éxitos de Jesús. Son una colección de sus exhortaciones a los discípulos. Estan alerta, no saben a qué hora vendré. Quita las manchas de tus vestiduras y sé limpio y de un blanco puro. A los fieles los reconoceré ante mi Padre Celestial. Quien alguna vez tiene oídos debe oír. Las riquezas no pueden salvarte. Asegurándonos de tener nuestro vestido de novia, blanco y libre de manchas. Untarnos ungüento en los ojos para que tal vez sanen y podamos ver claramente. Llamad y la puerta se abrirá. Los que me abren la puerta, entraré y cenaré con ellos. Cada uno de estos son referencias a algo que Jesús dijo en los Evangelios. Sin embargo, hay una frase en medio de estos grandes éxitos que no hemos registrado en ninguna otra parte de las Escrituras... "no eres ni frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente. Pero porque eres tibio y no eres ni frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca". La fe tibia es muy peligrosa para Jesús. Limita el impacto que podemos tener para Dios. Nos lleva a la falsa idea de que podemos gobernar nuestras propias vidas. La fe tibia nos engaña a nosotros ya otros haciéndonos pensar que estamos siguiendo a Cristo, de hecho, no lo conocemos y él no nos conoce. Como dice Jesús en el Evangelio de Mateo: "No todo el que me dice: 'Señor, Señor', entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos".