After joining the Jesuits, Francis Xavier was entrusted with the task of sailing East. He left Rome in 1540 and traveled to various places in Asia, such as China and Japan. Everywhere he went Xavier was met with countless souls who’d never heard of Jesus. Not having a gift for languages, Xavier was able to preach the gospel through interpreters and his humble character. Miracles of healing also accompanied Xavier when traveling to the villages and this made him a popular figure. Xavier was crowded by throngs of souls wanting to be healed as well as saved through the waters of Baptism. Throughout his life records report that Xavier’s hand baptized more than 700,000 souls. The frequency was such, according to an account he later gave, “sometimes, by the bare fatigue of administering that sacrament, he was scarce able to move his arm.”On this Feast day of the saint who baptised so many, may we be reminded of the importnace of our own Baptism and the day we too were washed clean of all sin and united to Christ who is our Life. ............................................................................................................................................................. Después de unirse a los jesuitas, a Francisco Javier se le confió la tarea de navegar hacia el Este. Dejó Roma en 1540 y viajó a varios lugares de Asia, como China y Japón. Dondequiera que iba, Xavier se encontraba con innumerables almas que nunca habían oído hablar de Jesús. Al no tener don para los idiomas, Xavier pudo predicar el evangelio a través de intérpretes y su carácter humilde. Los milagros de curación también acompañaron a Xavier cuando viajaba a los pueblos y esto lo convirtió en una figura popular. Xavier estaba abarrotado de multitudes de almas que querían ser curadas y salvas a través de las aguas del Bautismo. A lo largo de su vida, los registros informan que la mano de Xavier bautizó a más de 700.000 almas. La frecuencia era tal, según un relato que dio más tarde, "a veces, por la simple fatiga de administrar ese sacramento, apenas podía mover el brazo". En esta fiesta del santo que bautizó a tantos, recordemos la importancia de nuestro propio bautismo y el día en que nosotros también fuimos lavados de todo pecado y unidos a Cristo, que es nuestra Vida.